San Andrés entre la historia y la ficción
Por Larissa Hernández
El archipiélago de San Andrés, Providencia y Catalina es considerado un paraíso en medio del Caribe. Su “mar de los siete colores” atrae anualmente a miles de turistas que se sorprenden al encontrar que los raizales tienen su propia lengua, el creole, y una especial relación con el mar. Además de las famosas aventuras del pirata Morgan, contadas por Jimmy “Bull” Gordon en su libro “Legado de Piratas” (2006), las islas tienen un interesante y complejo pasado que podemos conocer a través de las novelas de la prolífica escritora Hazel Robinson Abrahams: No Give Up, Maan (2002), Sail Ahoy!!! ¡Vela a la vista! (2004) y El príncipe de St. Katherine (2009).
Desde muy joven, Hazel Robinson Abrahams comenzó a escribir sobre San Andrés, la isla donde nació en 1935. Inicialmente pensó que esa recopilación de sus vivencias sería un legado para sus cuatro hijos, así que metódicamente se sentaba a trabajar todos los días mientras esperaba que llegaran del colegio. Pero en 1959 fue invitada por el periódico El Espectador para que le contara al resto de Colombia cómo era la vida en el archipiélago. Lo hizo por mucho tiempo a través de una columna llamada Meridiano 81. Así, tras la decisión de escribir sus memorias, pasó al periodismo y luego a la novela histórica.
Sus novelas son una recreación ficcional del pasado del Archipiélago a partir de los recuerdos de su niñez, los cuentos que escuchaba de los mayores, los relatos de los marineros y los datos recopilados para sus artículos de prensa. En su escritura incorpora técnicas y procedimientos narrativos de la novela romántica europea, como por ejemplo la descripción de los sentimientos de los protagonistas como fuerzas todopoderosas capaces de vencer grandes obstáculos para la consumación del amor. Dedica espacio al color local, que servirá de marco referencial para presentar a los personajes, así como el contexto social y geográfico de estas obras para recuperar de esta manera el pasado de las islas, perfilar la identidad de los sanandresanos y mostrar su evolución como pueblo.
El año de 1851 fue el más activo en huracanes del siglo XIX. Es justamente con un huracán que azota a San Andrés, que comienza su primera novela No Give Up, Maan, una historia de amor imposible entre George y Elizabeth, un mestizo y una blanca. Este relato se enmarca en un tiempo en el que se anhelaba la libertad de los esclavos, la prosperidad de la isla tras la partida de los ingleses ante el reclamo de los españoles y la activación de las plantaciones de coco. La historia de Robinson deja claro que, a pesar de todos los cambios políticos, sociales y económicos que estaban sucediendo, los prejuicios raciales y la desigualdad seguían profundamente arraigados.
En su segunda novela Sail Ahoy!!! ¡Vela a la vista!, las goletas, el mar, la música y todas las costumbres de los marineros descritas por Robinson son el escenario del romance entre María José, una monja católica colombiana, y Henley, un capitán adventista irlandés. Ambos deberán sobreponerse a muchos impedimentos para lograr estar juntos. Nuevamente, el conflicto ficcional está centrado en la imposibilidad de amarse por razones sociales, pero además sirve de excusa para proporcionar un detallado retrato de la vida y los valores de los tripulantes de las goletas. Esas embarcaciones no solo eran el elemento primordial de la estructura económica, basada en el comercio, sino que además eran el único medio de transporte y de comunicación entre el Archipiélago y el continente. La autora no solo relata con fidelidad histórica la fructífera actividad marítima del archipiélago, que predominó por más de dos siglos y se acabó con la llegada de los aviones, sino que aborda aspectos neurálgicos para los sanandresanos: el idioma, la imposición de la religión católica y el sentido de pertenencia a Colombia, país del cual las islas ya formaban parte, geográfica y políticamente.
El príncipe de St. Katherine, novela que cierra la trilogía, retoma un relato que
había presentado en Sail ahoy!, sobre
la vida de un misterioso hombre alemán que llega a Providencia en 1903 y se
desempeña como médico por casi treinta años. Una vez más, Robinson se vale de
una historia de amor imposible para acercar a los lectores a la cotidianidad de
las islas, sus problemas políticos, sociales y culturales, así como sus
vicisitudes económicas derivadas de una plaga que afectó los
cocoteros y la construcción del Canal de Panamá. Timgen,
un doctor alemán de Providencia, amó por quince años a Mary Cristina, una joven
partera de San Andrés. Ella también lo amaba, pero estaba casada y tenía dos
hijos. Durante toda la novela luchan contra sus sentimientos mientras mantienen
largas conversaciones sobre los primeros pobladores, la llegada de los
corsarios, los puritanos y los esclavos que convirtieron al archipiélago en un
crisol de razas, costumbres y creencias. Nuevamente, tras esta historia que reconoce la importancia de las parteras
sanandresanas, resulta clara la intencionalidad didáctica de la autora, sus
ideas sobre la educación y el progreso, así como la crítica a las instituciones
gubernamentales y a la iglesia.
Después de leer estas novelas de Hazel Robinson Abrahams, nos queda claro que la riqueza cultural y lingüística de los habitantes del archipiélago es una expresión del pasado pluricultural y plurilingüe de cada una de sus islas. También nos hace ver cómo sus habitantes han sobrevivido a los importantes cambios sociales, políticos, económicos y culturales y nos permite reconocer que esta historia está vinculada con la actual lucha de los raizales por preservar la identidad cultural de las islas. Evidentemente, a través de sus obras, Robinson hace un llamado de atención frente a los problemas que aún siguen siendo apremiantes, además de sembrar en sus lectores la conciencia de la necesidad de construir la prosperidad y luchar por la defensa de la cultura isleña.